Hiperlocal, sustentable, humano
Producimos muebles trascendentes implicándonos humanamente. Desde el corazón de la Ciudad de México en 2008 y localidades en el país, redefinimos cómo crear y pensar desde objetos utilitarios hasta los interiores en los que habitan, uniendo procesos industriales y artesanales con la madera como materia y lo humano como herramienta.

Nuestros productos, nuestra esencia
Nuestras colecciones, que van desde objetos utilitarios, sillas y mesas, hasta estanterías y diseños personalizados como cocinas, clósets e interiores, se nutren continuamente. Esto gracias a nuestras colaboraciones con figuras diversos campos e industrias como los artistas Marina Abramović y Carsten Höller, o los chefs René Redzepi, Enrique Olvera y Elena Reygadas. Estas alianzas no solo amplían nuestra oferta, sobretodo potencian nuestra visión y nos hacen alcanzar nuevas metas.
Nuestro equipo, nuestro núcleo
Es el impulso de todo lo que hacemos. 140 creadores manuales e intelectuales en nuestra fábrica y oficinas de la Ciudad de México son el generador que produce nuestra energía diaria.
Una perspectiva más amplia
En La Metropolitana, no solo diseñamos muebles; creamos un cambio. Nuestros productos son mucho más que objetos; son fuentes de trabajo ético, nuevas formas de producción responsable y un puente hacia una relación más íntegra con la naturaleza.
Más allá de la forma y la función, cada pieza que diseñamos está impulsada por un propósito profundo: mejorar la calidad de vida de quienes los crean, fomentar la colaboración y aportar al bienestar colectivo. Para nosotros, el diseño no tiene sentido sin un impacto social positivo.

¿El punto de inflexión? Relocalizar la producción

Nuestros productos — también entendidos como objetos trascendentes— están comprometidos con un mundo mejor.
En La Metropolitana, hemos decidido abordar el reto social y ambiental desde lo local. Relocalizar la producción significa devolver los medios productivos a las comunidades de origen de nuestros colaboradores, donde el espacio social y el espacio laboral vuelven a unirse. Al descentralizar nuestras fábricas y crear talleres satelitales con tecnología in situ, no solo mejoramos las condiciones de vida y trabajo de nuestros creadores manuales que dejan de ser migrantes internos, sino que también fortalecemos la cultura local y fomentamos el progreso social en cada territorio.
Con nuestras pequeñas fábricas descentralizadas, estamos convencidos de que el cambio radical proviene de las localidades y que el diálogo entre ellas y la ciudad puede generar un nuevo sentido de pertenencia para todos.