Noma México

Colaboradores:
Studio Arq
Año: 2017

La colaboración con Noma comenzó en octubre de 2016. El reto era mayúsculo: levantar un restaurante de clase mundial en menos de cinco meses, en medio de la selva de Tulum, con ingredientes aún por definir y una infraestructura que debía construirse desde cero. Pero para nosotros no se trataba solo de resolver un encargo funcional. Desde el primer encuentro supimos que estábamos frente a algo más profundo: una forma de pensar la cocina, el territorio y la experiencia que desbordaba los límites de lo gastronómico.

Fue ahí donde decidimos proponer algo que no estaba en el plan original: diseñar una colección completa de mobiliario que no solo sirviera al restaurante, si no que lo representara. Una idea que, en un inicio, pareció riesgosa y radical. Pero también coherente. Porque si íbamos a caminar juntos, teníamos que hacerlo desde un lugar de convicción mutua. Colaborar con Noma, con René Redzepi y todo su equipo, significó entrar en una conversación real. Una donde lo que teníamos que decir — como diseñadores, como productores, como mexicanos —, tenía peso propio.

Cada decisión de diseño fue una forma de traducir ese encuentro. Tuvimos que diseñar desde las condiciones del territorio: la humedad, la vegetación, la temporalidad del proyecto, la fragilidad del suelo, la energía del clima. No había lugar para lo decorativo ni para lo superfluo. Lo esencial era construir objetos honestos, silenciosos, capaces de sostener una experiencia sin imponerse sobre ella. La colección se volvió una coreografía material al servicio de otra coreografía: la que ocurría en la cocina y sobre las mesas.

Lo que ocurrió en Noma México no puede reproducirse, pero sí dejó una huella. Para nosotros fue un parteaguas. No por su escala, ni por su visibilidad internacional, sino por lo que nos exigió: cuestionar nuestras certezas, confiar en nuestras capacidades y entender el diseño como un acto de traducción profunda. Lo que quedó fue una certeza: cuando el diseño se alinea con una visión radical y compartida, puede volverse vehículo de algo más grande. Algo que no se olvida.